¿Por qué no hacer nuestras propias galletas caseras? Las galletas suelen estar muy presentes en nuestra vida: meriendas, fiestas, Navidad o simplemente cuando nos entra ¡el gusanillo!

Disfrutar de unas buenas galletas caseras es algo delicioso y ¡casi adictivo! sobre todo por ese olor que dejan por toda la casa, que nos recuerda tanto al invierno y la Navidad ¡Mmmm!🤤

Sin embargo, aunque parezca que su elaboración es muy muy sencilla, no siempre quedan como nos gustaría. En ocasiones, resultan más duras o blandas de lo normal. Pero, ¡espera, que no cunda el pánico!

Hoy, desde Tabatha Pastelería, te traemos algunos trucos que debes tener en cuenta para cocinar tus galletas y que queden en su punto.

 ¿Por qué quedan las galletas duras o blandas?

 

A la hora de ponernos manos a la obra y hornear galletas, podemos encontrarnos con dos situaciones que no deseamos: galletas muy duras, o galletas muy blandas.

Deberás tener en cuenta algunas pautas, pero os aseguramos que la próxima vez que cocinéis galletas ¡dejaréis a todo el mundo con la boca abierta!😮

En primer lugar, deberás saber el tipo de galleta que estás cocinando y encontrar el equilibrio perfecto entre todos los ingredientes.

¿Por qué me han quedado tan duras?

 

Cuando horneas galletas y te quedan duras, seguramente es por haber cometido alguno de los errores más comunes: te faltó mantequilla o no usaste suficiente harina.

Si tu objetivo es conseguir una textura más esponjosa, deberás fijarte en la humedad de la masa.

Para agregar humedad a la masa, puedes echar un poquito más de mantequilla o yemas de huevo, esto hará que queden más suaves.

Otro motivo, es que hayas utilizado muy poca cantidad de harina. ¿Resultado? Galletas planas y muy duras.

Prueba a echar algo más de harina a la masa hasta que esta no se pegue a las varillas de la batidora.

Para mantener tus galletas en perfecto estado, nada mejor que guardarlas en cristal o lata de aluminio.

 

¿Por qué mis galletas salen tan blandas?

 

Al igual que a nadie nos gusta comer una galleta demasiado dura, tampoco es agradable una galleta demasiado blanda y pastosa.

Para conseguir una textura más consistente, deberemos tener muy en cuenta dos factores: la humedad y el calor.

Por un lado, la temperatura de la mantequilla. Si está demasiado derretida, no ayudará a que nuestras galletas salgan crujientes. Por esto es tan importante que utilicemos la mantequilla a temperatura ambiente. Bastará con que la saquemos de la nevera unos 15 minutos antes de su uso. Puedes verificar que tiene la temperatura adecuada, si presionas con un dedo y este se hunde con facilidad.

Además de respetar el tiempo y la temperatura de horneado, según la receta que estés siguiendo, te recomendamos que enfríes tus galletas en una rejilla. La rejilla ayuda a que se enfríen bien y queden en su punto. Si las enfrías en una superficie plana, se humedecerán y quedaran blandas.

Si todavía quieres unas galletas más crujientes, el último truco que te damos es prepararlas con un par de días de antelación antes de que las vayas a consumir. Con el paso de los días se van quedando más duras. Eso sí, ten en cuenta que no llevan conservantes por lo que no tardes demasiado en comerlas.

 

Hacer galletas caseras es una experiencia muy divertida, ¡sobre todo para los niños! añade chocolate, frutos secos, coco, cereales, vainilla…¡hay infinidad de opciones!

Elige siempre ingredientes de calidad, decóralas de alguna forma original y compártelas con los tuyos.

¡Buen apetito!